Innumerables km de tierras rojas, sin nada o nadie en el horizonte, con gasolineras que parecían sacadas de una película del oeste como puntos de referencia en el mapa, así fue el paisaje que recorrimos por los Territorios del Norte de Australia cuando dejamos atrás el Kakadu National Park y puismos rumbo a Darwin, tranquila capital de la región.

Al llegar enseguida descubrimos el paseo de la Esplanade, con el Bicentennial Park. Se trata de una larga zona verde, que se extiende frente a las costas del mar de Timor, la llamada Darwin Waterfront y que está llena de áreas para jugar y hacer deporte, pasarelas para ver el mar o bancos donde simplemente relajarse. El paseo le confiere un aire fresco y agradable a la ciudad. Enseguida pensamos que Darwin prometía.

En el Parap Market encontramos unos puestos de comida asiática que nos ofrecieron una buena opción para almorzar. También habían algunos puestos de artesanía.

El centro de la ciudad se animó al llegar la noche, empezó la música en las terrazas y un vaivén de gente.

A la mañana siguiente quisimos conocer el jardín Botánico, el George Brown Botanic Garden muy cerca del centro de la ciudad. Es gratuito.  Fuimos temprano y muchas familias desayunaban en una cafetería ubicada en el edificio de la que era la iglesia más antigua de los Territorios del Norte, justo en la entrada del jardín. Parecía muy acogedora. El Jardín Botánico tiene zonas de selva tropical, manglares, huertos ciudadanos, una amplia zona de juego para niños con una casa en el árbol incluida.

Y lo que más nos gustó, el jardín de África y de Madagascar, y su enorme colección de baobas del mundo.

Entrando en la oficina de turismo que hay en el interior del jardín, fue cuando leimos un cartel que anunciaba lo que resultó ser una divertida fiesta en la playa de Mindil beach

Y es que en la Playa de Mindil, a mitad de julio se celebra una fiesta muy divertida apta para toda la familia. Una “batalla naval” con embarcaciones hechas con latas, botellas de plástico o cartones de leche, y que lógicamente floten. La imaginación es el ingrediente principal. Además, durante todo el día hay muchas actividades, tanto para niños como para grandes, como concursos de castillos de arena, carrera de sacos, tiro de la cuerda, carreras de kayak o el lanzamiento de la chancleta (o chola como decimos en mi casa).

Está muy bien organizado. El mercado, Mindil Beach Sunset Market, está adyacente a la playa, y se puede ir en cualquier momento a buscar un picoteo o una bebida. Además, ponen toldos para ver las diferentes batallas cubiertos del sol mientras se espera el evento final “la gran batalla de Mindil” donde solo una embarcación quedará en pie, tras eliminar a todos los adversarios usando “armas” de agua.

Al día siguiente, antes de salir de la ciudad rumbo a Alice Springs, nos paramos en el Museum and Art  Gallery of the Northern Territory, un buen lugar para aprender más sobre la historia del territorio y admirar obras de artistas aborígenes. Incluye también salas que narran lo sucedido durante el ciclón Tracey que devastó la ciudad durante las navidades de 1974, algo sobrecogedor. También te encontrarás con Sweetheart, un gigantesco cocodrilo de agua salada, que fue capturado a finales de los años 70, por ser el responsable de varios ataques a embarcaciones de pescadores.

Para dormir

A pesar del espíritu hippie de Darwin, nadie aconseja dormir en la caravana porque la policía suele multar (y es verdad que no se veían caravanas aparcadas por la calle), así que optamos por este hotel que proponía una buena oferta. Fue genial, habitación completísima, hasta con lavadora y secadora. Pudimos lavar todo y rececargar energías.