Llegada a Puerto Madryn.

Preparados para empezar la próxima etapa de nuestro viaje. Nuestra guagua salía de Las Grutas a las 10.50, pero llevaba retraso. Aún así el tiempo se nos pasó rápido porque fue entretenido ver a la gente que pasaba. Muchos iban a recoger paquetes a la estación ya que muchas guaguas desempeñan el papel de correo. El viaje en guagua también se nos pasó rápido, a pesar de durar un poquito menos de 4horas.

Cuando llegamos a Puerto Madryn notamos más movimiento de turistas.

puerto-madryn

No teníamos hotel, así que fuimos a buscarlo y después nos dedicaríamos a buscar las excursiones  para visitar ala Península y los billetes para nuestro próximo destino, el Calafate. Tuvimos suerte, enseguida en el Hotel Muelle Viejo (en aquel entoces costaba 80 pesos la habitación doble y si pedías el desayuno 8 pesos más, pero cerca hay un gran supermercado, así que no lo pedimos ) encontramos habitación, la 109 ! (Ya es la tercera que nos toca con ese número)

Hoy es fiesta, así que hay muchas cosas cerradas, pero las agencias de excursiones si estaban abiertas. Preguntamos primero en la Oficina de Turismo que es lo que podíamos hacer, y la señorita nos aconsejó visitar mejor la parte sur de la isla, es decir Caleta de Valdés y Punta Delgada. Le hicimos caso y fuimos a buscar una agencia que propusiese esa excursión. La mayoría iban hacia el norte y tenían precios estándar: 115 pesos la excursión + 35 la entrada al parque para extranjeros (precios del 2005)

Dándonos casi por vencidos, entramos en “Argentina Visión“.

Al principio nos pareció incluso demasiado organizada, pero después se demostraron muy agradables y con la “exclusividad” de la excursión al sur. La habíamos estado buscando toda la tarde, así que no lo dudamos dos veces y reservamos las plazas para mañana. La cita es a las 7:30

Conseguimos también los billetes Puerto Madryn – Río Gallegos, así que habíamos solucionado todo.

Fuimos a dar un paseo por la ciudad y nos sorprendió que estaba llena de zapaterías, así que encontramos unos tennis muy chulos a 50 pesos!

Para cenar fuimos a un restaurante que se llamaba Caccaros, de aire marinero y música de Bob Marley de fondo. Bastante agradable y con un bife de chorizo que estaba bueno.

Visita a la Península de Valdés

¡Día emocionante!

Nos pasarían a recoger a las 7:30, así que nos preparamos y bajamos a esperar. La guagua llegó sobre las 8, pero enseguida nos pusimos en camino. Éramos 11 + la guía Mirta. Primera parada, el control de las entradas (35 pesos en el 2005). Un guardia subió a controlar los carné de los argentinos porque ellos tienen descuento. Después nos paramos en un centro de interpretación, con posters de la fauna y flora de la Península. También había un mirador desde donde se podía observar la explanada y la Isla de los pájaros, un pequeño islote en la parte más angosta del istmo.  Dicen que Saint-Exupéry se inspiró en su forma para realizar su dibujo de la “boa que se come un elefante”, o bien, un sombrero ¡dependiendo de quién lo mire! 😉

Después nos encaminamos hacia la Caleta de Valdés. La carretera ya no era asfaltada y dábamos tumbos, pero estábamos tan contentos que no los notábamos! Se nos cruzaron también unos guanacos, una especie de gamos, animales salvajes de la zona.

península

Al llegar a la Caleta, parecía que estaba pintada, que sitio tan bonito! Y qué emoción, toda la ladera estaba llena de pingüinos!

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Alguno pequeño estaba acurrucado al lado de su madre, otros se lanzaban al agua. Es muy curioso ver como corren y después se tiran al agua en plancha. Otro se iba escurriendo mientras bajaba la ladera. Otro se nos acercó curioso, estaba muy cerca, ¡qué guapo!

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Se notaba el fresquito del aire. ¡Qué sitio impresionante!

Continuamos y tras unos 40 minutos nos volvimos a parar. Vimos “elefantes marinos”.

elefantes1

Qué raro verlos, estaban roncando tranquilamente sobre la playa. Nos dijo la guía que vienen a esta zona porque hace “más calor” y así no corren tanto riesgo cuando mudan la piel y tienen hijos, ya que pierden mucha energía. Además se quedan sobre la playa, no van al agua, porque el choc sería muy grande. También nos dijo que son muy buenos buceadores.

En esta zona había un bar, pero nosotros continuamos hacia Punta Delgada, donde según la promoción de nuestra agencia “Argentina Visión” tienen la exclusividad. Lógicamente hay parada obligatoria al bar del faro, aunque en teoría es opcional, pero fuera hace mucho frío y dentro no hay zona para esperar. La especialidad es el cordero, pero tienen otras carnes. Los precios son bastante altos.

Cuando estuvimos todos, la guía nos llevó por un caminito hasta un acantilado, hacía mucho viento, pero para nuestra sorpresa, se veían elefantes marinos por toda la playa. Se llegaba a unas escaleras enormes por las que sólo se podía pasar con guía. Habían varios miradores, pero nosotros bajamos hasta la playa. Estábamos muy cerca y habían muchos. Es raro, primero pegan un ronquido y después dan un salto. Todos juntos apoyados unos sobre los otros. Nos acercamos otro poquito. El lugar es maravilloso, la playa, el acantilado, los animales.

puntadelgada

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El aire parecía que se paró, pero volvió a soplar al subir las escaleras. Con todas estas emociones que aún nos pasaban por los ojos, volvimos a la guagua para comenzar el recorrido de vuelta. La pareja de españoles que viajaba en el grupo se quedaba a dormir el el Hotel del Faro, así que regresamos 9.

Por el camino a Puerto Pirámides, vimos dos salinas. Los que habían contratado la excursión para ver ballenas, no habían podido salir porque las condiciones del mar no eran buenas. Así que fue una pausa café y continuamos.

Nos dejaron en el hotel antes de las 18:00, así que tuvimos tiempo de dar otra vuelta por el pueblo y decidir donde cenar. Esta vez en un restaurante que se llamaba Estela.  Siguiendo con nuestro “doctorado” en bife de chorizo, lo probamos. Hummm, buenísimo! Los precios no varían mucho, 14 pesos por persona (en el 2005) aunque esta vez sin guarnición. Y contentos fuimos a descansar.