Cruzar el Mekong para llegar a Laos

Hoy nos hemos levantado muy tempranito, a las 5.20, porque empieza una nueva aventura!!
El chico de la recepción estaba roncando en una cama delante de la puerta, así que al pobre lo despertamos. Nos despedimos y salimos hacia la plaza. Sabíamos que seguro, seguro, una guagua saldría a las 6 (a las horas en punto, el resto de horarios no los conocíamos). Nosotros llegamos sobre las 5.50, así que fuimos directamente a la estación, sin pasar por el súper a por el desayuno. Ya cuando lleguemos a Chiang Khong tomaremos algo. Durante el recorrido de la guagua se atraviesan diferentes pueblillos, siempre con su mercado comenzando con su ajetreo, también vimos a grupos de 6-7 monjes que recibían la caridad de la gente o muchos perros por la carretera y nuestro guagüero los alertaba tocándoles la pita. También vimos como una chica que trabajaba como “revisora” de la guagua se bajó para ayudar a cruzar la calle a un viejito. Se veía algún templo que otro, familias que empezaban la jornada, niños que iban al cole, muchos con un uniforme de color violeta, muchas imágenes del rey…y llegamos a Chiang Khong.
Chiang-Khong

Delante de nosotros nos encontramos una calle desordenada, llena de pequeñas tiendas. Aprovechando que había un 7eleven, compramos el desayuno.En teoría el puerto estaba a 1,5 Km de allí, así que empezamos a caminar…pero…a mitad del camino un chico en un tuk-tuk nos dijo que él nos llevaba por 20 bat y lo aceptamos. La verdad que aún quedaba un buen ratito. Nos cruzamos con algunas motos y algún grupo de monjes.

alpuerto

Al llegar, nos sellaron el visado de salida y fuimos a comprar el billete para el barco rápido pequeño que cruza hasta llegar al otro lado, a Laos!!

billetemekong

Imagen

Nos subimos a uno que estaba ya medio lleno, con un grupo de franceses. En medio minuto estábamos en la otra orilla. Y de aquí, a inmigración. La oficina era muy pequeña, y aunque nada más que éramos unos 20 turistas, parecíamos 100!!

Había que rellenar el formulario, en una mesa redonda que estaban por fuera, darles una foto y …esperar. Como todo el proceso era manual, tardó un rato. Mientras tanto Dano negoció el billete del barco hacia Luang Prabang, incluido el  tuk-tuk hasta el otro muelle (1000 Bat por persona) También aprovechamos para cambiar unos Kip e ir al baño (me pidieron 5 Kip)

Ya teníamos el visto así que el chico nos dijo que fuéramos subiendo, que iba a buscar el tuk-tuk. Enseguida llegamos al otro muelle. A las 11 saldría nuestro barco. Todos estaban pegados unos a otros. Eran lanchones de madera, pintados de colores y cada uno con una familia que vivía y los cuidaba, y con “decoraciones personales” muy variadas. Nosotros subimos al nº042. Las primeras 5-6 filas estaban hechas con sillones de coches, el resto estaba hecho con bancos de madera.

barcolaos

Eran las 12 y aún no habíamos salido. La gente empezó a ponerse nerviosa y se organizó un “motín” a bordo, porque el patrón del barco continuaba aceptando a gente y ya éramos demasiados. Amenazándolo con llamar a la policía y haciendo presión, consiguieron que se organizase y que saliese un 2º barco…menos mal!!  Y por fin a las 12.30 conseguimos zarpar.

Nos esperaban paisajes con una vegetación densa, alguna embarcación, la brisa, casas distribuidas por las laderas…una aquí, la otra a un par de kilómetros…y aprendimos como era la manera de llamar la “guagua-barco”: esperabas en una montañita cerca del agua y sacabas y agitabas el pañuelo, así la barca se acercaba y te recogía! Poco a poco iba oscureciendo, ya eran las 18, y de repente, tras hacer una parada, el motor no arrancaba!!! Menos mal que el otro barco que habíamos logrado movilizar iba detrás y al llegar donde estábamos nos pudo remolcar, así que continuamos el camino un barco atado al otro!

mekong

waterguagua

Al llegar a Pancbeng, un pequeño pueblo situado a orillas del río, no se veía nada de nada. Nos organizaron un par de rampas para poder desembarcar: primero las motos de los chicos que venían en el barco, después nosotros y por último las mochilas que estaban en las bodegas del barco. En la playa esperaban los chicos del pueblo que gritaban el nombre de los distintos albergues y restaurantes. Nosotros empezamos a subir la ladera, primero de arena y después de fango.

Pancbeng

laospan

Llegamos a una calle grande, pero torcimos enseguida a la izquierda. Íbamos buscando un albergue que aconsejaba la guía, el Boudem (o algo así) pero como vimos que el chico de la playa gritaba un montón y preferimos entrar en otro que resultó limpito y muy tranquilo. Una vez dejados los trastos, nos duchamos y fuimos a “investigar” el pueblo. Era la calle que habíamos visto y poco más, lleno de puestos con galletas, papas fritas, fruta y bebidas. Nosotros entramos en un restaurante hindú de un chico que vivía allí desde hacía 10 años (nos sorprendió porque parecía joven). Aquí compramos también el desayuno, unos croissants de chocolate, y para el viaje dos con jamón, zumos, plátanos y agua, y ya nos fuimos a descansar.