Tras nuestro paso por Ushuaia, llegamos a Puerto Natales, porque desde allí nos embarcaríamos en una nave que nos llevaría hasta Puerto Montt, en el sur de Chile.

Tuvimos  tiempo para recorrer un poquito Puerto Natales, recoger nuestros pasajes, hacer una pequeña compra para el barco y pronto se hicieron las 21.00, hora en la que podíamos subir a bordo. Nos separaron por grupos y poco a poco fuimos embarcando. Nuestros compañeros de litera eran muy simpáticos. Vamos de cuatro en cuatro pero los compartimentos están abiertos, todos dan a un pasillo muy largo. Cada uno tiene su armario, así que las mochilas no están rodando por ahí y se está bien. Además, hay una ventana para cotillear el paisaje. A las 22.00 dieron una charla de seguridad y el salón se llenó. No duró mucho y después pusieron una peli. La cena no estaba incluida, así que cada uno se organizó a su manera.

puertonatales

A las 6:00 zarparía el barco pero nos despertamos un poquito más tarde y ya estábamos en marcha. ¡Qué bonito paisaje! Pasamos por canales, antiguos glaciares y se veían islotes enormes.

pasiaje

Por la mañana nos dieron una charla sobre los glaciares y nos dijeron que seguramente veríamos el glaciar Amalia. Después pudimos recorrer el barco y acercarnos al puente de mandos y conversar un poco con el capitán y su equipo. Fue muy curioso ver los instrumentos que utilizaban y sobre todo los mapas de la ruta que seguíamos. Desde la punta del barco se tiene una visión impresionante del paisaje.

elcapitán

Así pasamos la mañana, contemplando la naturaleza, viendo como evitaban pequeños islotes, señalando pequeños faros que nos encontrábamos.

El almuerzo fue muy bueno y después, vale, lo admitimos, nos dormimos una buena siesta!! Por la tarde tuvimos tiempo para leer tranquilamente y jugar a las damas, hasta que anunciaron una charla sobre los Kaweskar.

Esta población era la aborígen de esta zona austral, que ocupa desde el Golfo de las Penas, hasta el estrecho de Magallanes. Otros aborígenes eran los Tehuelches, cazadores, pero de las zonas de Torres del Paine y la Pampa Patagónica. Este pueblo era de “nómadas del mar“, dominaban el arte de construir y navegar en canoa:  delante se sentaba el hombre, que pescaba y detrás la o las mujeres (practicaban la poligamia) que remaban. En el medio encendían un fuego y ponían a los niños cerca, se calentaban y también cocinaban. Al pasar tanto tiempo en la canoa, las pocas veces que bajaban a tierra tenían problemas para caminar y los enemigos aprovechaban estos momentos para atacarlos, tirándolos de la canoa y provocando que se ahogasen. Cuando estaban en tierra construían chozas con huesos de ballena, maderas y pieles y cuando se iban, las abandonaban, no volvían a la misma cabaña.  Dicen que se protegían del frío, no con pieles, sino con grasas de focas y otros animales. Olían tan fuerte, que tenían que cazar al contrario para no ahuyentar a las presas. También tenían ritos especiales para los muertos, por ejemplo, ponían cintas de cuero fuera de las casa para señalar zona de “malos espíritus” y no volvían ni por la casa ni por la zona.

Después de esta interesante charla, volvimos cerca del capitán, nos gustaba estar allí. Fueron muy amables e intentaban enseñarnos a leer los mapas, a ver la maquinaria… Nos dijeron que no veríamos el glaciar Amalia por culpa del clima, ya que se había nublado bastante y tampoco veríamos el glaciar Pío XI porque pasábamos de noche, así que bueno, que le íbamos a hacer, veremos mañana qué tal. Al final veríamos el glaciar Yelcho.

glaciar2

El segundo día, al despertarnos, nos llevamos una sorpresa enorme y para describirlo sólo puedo decir…Uauuuuuu!!

sorpresaenpuertoeden

 

Habíamos llegado a Puerto Edén, en la Isla Wellington, la tercera más grande de Chile, pueblo de unas 50 casas, construído en 1930 como base radio y de aviones. Da un toque de color al paisaje oscuro. Casitas de colores a lo largo de la costa y barquitas amarillas y blancas esperando nuestra llegada. En Puerto Edén, en el Paso del Indio, se encuentra la población Kaweskar que aún vive, aunque sólo 7 lo son al 100%. El día estaba espléndido, poco aire, cielo azul, y no hacía frío.

guauguauPuerto-EdenPara celebrar las fiestas navideñas, el equipo del barco fue a buscar a los niños del pueblo que subieron a bordo y les prepararon una fiestecilla, parecían muy contentos. Mientras tanto algunos habían concertado la excursión al pueblo y fueron bajando poco a poco. Nosotros desayunamos tranquilamente admirando el paisaje. Como nuestro barco enlaza este pueblo con las dos ciudades grandes más cercanas, sirve también de transporte y las barquitas iban y venían para recoger mercancías.

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Pasadas unas horas continuamos nuestra ruta, disfrutando del mar, saludando a simpáticos delfines que se acercaban al barco, pasando junto a un barco griego que se varó en 1965 según nos dijeron y ahora permanece allí a modo de faro y sobre todo observando el suceder de altos volcanes mientras nos daba el sol.
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Lo mejor de todo fue que al llegar a la zona oceánica, al golfo de las Penas, empezamos a ver ballenas como nos habían avisado, ¡qué emoción!, dejamos pasar incluso el turno de comidas, no había quien nos moviese de la cubierta.

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Por la noche celebramos la Nochebuena, disfrutando de las estrellas y divirtiéndonos con nuestros amigos de viaje.

El día de Navidad fue tranquilo y soleado. Nos lo pasamos observando el paisaje, los islotes, las montañas a los lejos, algún grupo de casas, estábamos cerca de la isla de Chiloé. Y ya al día siguiente, después de desayunar, pudimos desembarcar en Puerto Montt, contentos de esta experiencia estupenda que habíamos vivido.

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