La zona arqueológica de Ostia Antica está muy cerca del centro de Roma, por eso es muy fácil acercarte a visitarla, gracias a un tren suburbano que se dirige al Lido de Ostia.

Este tren sale desde Pirámide (estación Ostiense) y está conectado con las paradas del metro B (dirección Laurentina) de Basílica de San Paolo y de EUR Magliana. El trayecto dura 20-25 minutos. Cuando te bajes en la parada de Ostia Antica, sal de la estación y atraviesa el puente peatonal de color azul que verás enfrente. Continúa todo recto hasta llegar a una pequeña fuente, cruza la calle y continúa hasta las taquillas (se tarda 2-3 minutos). Por el camino verás el Castello di Giulio II, del SXV, también conocido como Rocca di Ostia.

La entrada cuesta 10€ (reducción a 6€ si tienes entre 18 o 25 años o si eres un profesor y lo puedes justificar). Si vas el primer domingo del mes es gratis, al igual que todos los museos de la ciudad. El parque arqueológico está cerrado los lunes. Comprueba los horarios porque cambian según los meses.

Esta zona arqueológica te sorprenderá porque los restos se conservan muy bien y se distinguen viviendas, locales comerciales, baños públicos, un teatro, una necrópolis, el Piazzale delle Corporazione que conserva muchos mosaicos e incluso los locales de los bomberos de la época presentes en la ciudad debido a los numeroso incendios que se producían.

IMG-20151004-WA0010

IMG-20151004-WA0022

IMG-20151004-WA0023

IMG-20151004-WA0019

IMG-20151004-WA0016

IMG-20151004-WA0007

Todo el conjunto arqueológico nos introduce en la ciudad más moderna de la antigua Roma y es fácil imaginarse el ajetreo de la vida cotidiana y el vaivén de sus numerosos habitantes, la mayoría con trabajos relacionados con el puerto y el comercio, además de los esclavos.

Ostia Antica el principal puerto comercial y una base defensiva de la costa, muy estratégica, situada en la desembocadura del río Tíber. Era la puerta principal de entrada del suministro de alimentos de Roma y así comenzó a expandirse.

IMG-20151004-WA0014

Durante la época imperial continuó teniendo importancia, a pesar de la construcción de otro puerto más al norte. Pero debido a la gradual disminución del tráfico y a la sedimentación del río Tíber que cubría el puerto de arena, unido a un brote de malaria en la zona hizo que la ciudad viniese abandonada y se mantuviese enterrada bajo tierra hasta que comenzaron las primeras excavaciones en el siglo XIX, autorizadas por el Papa Pío VII, sacando a la luz descubriendo una extensión de 34 hectáreas.

IMG-20151004-WA0030