Paseando por el barrio del Esquilino (cerca de la Basílica de Santa María Maggiore y de la estación de tren de Termini) llegarás a la Piazza Vittorio Emanuele II, dedicada al primer rey, construida tras la unidad de Italia.

piazza santa maria maggiore

(si desde la piazza Santa María Maggiore vas por la calle que se ve a la derecha, via Carlo Alberto, llegarás rápidamente.)

La Piazza Vittorio Emanuele II con sus más de 300 metros de largo es la más grande de Roma. Sigue el modelo inglés, con pórticos en los 4 laterales (animados con puestos ambulantes durante el día)  y un gran parque central. Es además uno de los barrios más multiétnicos de la ciudad.

parqueok

En esta zona se construían grandes villas en época imperial ya que estaba conectada a los acueductos de la ciudad, pero durante la Edad Media perdió su esplendor. Sería a partir de mediados del SXVI cuando volvieron a construir suntuosas villas, como la Villa Palombara que pertenecía al marqués Massimiliano Palombara (1614-85).  Pues bien, la “Puerta Mágica” es la única puerta perteneciente a esta villa que ha resistido al paso del tiempo. Estaba colocado seguramente en el jardín de la casa, pero ahora aparece en un muro del parque, flanqueada por dos esculturas que representan al dios egipcio Bes y que se encontrarían posteriormente en otras excavaciones.

portamagica

El origen del nombre de puerta mágica es legendario. La leyenda cuenta que el marqués Palombara, al que le apasionaba la alquimia, se reunía junto a otros alquimistas para buscar la fórmula de la transformación de los metales en oro. Así, parece ser que en el jardín de su villa construyó una especie de laboratorio para realizar sus experimentos. Cuentan que un día apareció un personaje misterioso que pidió al marqués dinero y un lugar tranquilo para buscar la piedra filosofal. Tras muchos experimentos, un día dicho personaje desapareció, dejando tras de si un poco de oro  y su fórmula secreta grabada sobre el marco de la puerta, pero nadie fue capaz de resolverla.

Otra leyenda cuenta que el mismo marqués encontró la fórmula en un viejo libro, pero tras intentar interpretarla durante años, junto a otros alquimistas, decepcionado por no lograr resultados, decidió grabar sobre el marco de la puerta esta fórmula, esperando que alguien la pudiera resolver.

¡Y  parace ser que nadie lo ha conseguido aún!

Hoy también aparecen otros símbolos de alquimia en el frontón y en el escalón.

Por desgracia el lugar está un poco abandonado y sólo a la mano de los gatos, ya que no se puede entrar en el recinto para verla de cerca.

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Para terminar el paseo y ya que estás en la zona, te proponemos que te acerques a probar un rico helado en el Palazzo del Freddo, ¡verás que buenos!

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