Spoleto es una de esas ciudades que no te dejarán indiferentes, rica de historia y monumentos, además de contar con una sabrosa cocina. Es fácil de visitar en un día y puedes llegar en tren por ejemplo desde Roma (el trayecto dura una hora y media y el billete cuesta 8,50€). En verano se celebra además un conocido festival de música el “Festival dei 2mondi”  que puede ser la excusa perfecta para visitarla. Eso sí, lleva zapatos cómodos porque te tocará subir y bajar muchas cuestas!

¿Qué puedes ver en Spoleto?

La Rocca Albornoziana, que toma el nombre del cardenal español Egidio Albornoz que dirigió las obras de construcción, iniciando en 1359. Está bien conservada y todavía imponen sus muros y torres. Actualmente es sede del Museo Nacional del Ducado de Spoleto

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Ponte delle Torri, con sus alrededor de 80 metros de altura y 230 de largo, aún permanece intacto, uniendo los dos lados del valle. Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre sus orígenes, discutiendo sobre si es de época romana o medieval. Lo puedes cruzar y adentrarte por alguno de los senderos que te permitirán estar en contacto con la naturaleza. Nosotros recorrimos el llamado Giro dei Condotti . Se llama así porque seguía los conductos de los acueductos que llegaban a la ciudad. Es un sendero llano, a través de un bosque. Inicia en el puente, pasa por el viejo molino de la fortaleza, y si sigues algunas desviaciones podrás visitar antiguas iglesias o monasterios, aunque la mayoría en ruinas. El último tramo del camino es en bajada, y llega al barrio Ponzianina. Después unas cómodas escaleras mecánicas te llevarán de vuelta a los pies de la Rocca.

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Duomo di Spoleto o catedral de Santa Maria Assunta, situado en la magnífica piazza del Duomo. En esta plaza, además de admirar la catedral, cuya historia inicia ya en en el SXI, podrás ver el edificio del teatro, la iglesia de Santa Maria della Manna D’Oro, así como Casa Menotti, fundador del Festival Dei Due Mondi. Es una plaza amplia, muy limpita, donde gente del lugar descansa a la sombra en verano, y que está presidida por unas señoriales escaleras.

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Piazza del Mercato, muy animada, con algunas tiendas y terrazas. Es muy curiosa la fuente que se encuentra en la plaza y algunos restos de murales que conservan sus edificios.

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-El Museo Arqueológico Nacional y el Teatro romano, donde aún se realizan espectáculos, la casa romana y el Museo del Tessuto e del Costume también merecen una visita.

Y ahora toca comer algo:

Que tal unos “Strangozzi alla Spoletina“, típica pasta de Umbria, que son unos fettuccini  caseros con tomate fresco, ajo, pimienta y perejil. Comimos en el Ristorante Sabatini y no nos defraudó.

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