¿Val d’Orcia? ¡Sí, por favor!

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El Val d’Orcia es una de las zonas más sugestivas de Toscana. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2004. Se puede pasear por bosques, participar en fiestas populares, bañarse en termas romanas al aire libre, visitar pequeños pueblos medievales y probar una cocina sabrosa y un vino especial. Si lo visitas en octubre como nosotros, ¡aprovecha para comer castañas!

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Empezamos nuestro camino en Radicofani. Radicofani tiene un origen etrusco – romano,  pero el pueblo que vemos paseando por sus calles es de origen medieval. Era una fortificación estratégica para controlar la via Francigena. En Radicofani se alojaron Papas, emperadores y nobles, artistas como Mozart en su viaje de camino a Roma y literatos como Stendhal o Dickens. Un testigo de este pasado es el edificio de La Posta Medicea. Venía utilizado como estación de la Posta para cambiar los caballos y pasar la noche.

Atravesando el pueblo, subimos a la torre de la Fortaleza, ¡un buen paseo! Te lo puedes ahorrar subiendo en coche siguiendo por la carretera. La llegada a la Rocca es gratificante. Un parque rodea toda la fortificación y desde allí se ve el Valle. Con un “último esfuerzo” subiendo las escaleras de la torre, nos quedamos asombrados con las vistas y reconocimos a lo lejos otras torres, como la de Campiglia d’Orcia.

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El último domingo de octubre se celebra en Campiglia d’Orcia la “Festa del Marrone” (Fiesta de la  castaña). Es una fiesta divertida donde los tres barrios del pueblo, “Agitati”, “Dentro” y “Borgassero” decoran las calles y se disfrazan según un tema.

Lo simpático es que los visitantes eligen al barrio ganador. Cada persona tiene una tarjeta que viene sellada por cada barrio mientras paseas por sus calles. Los visitantes recorriendo el pueblo y sellando la tarjeta, elegimos al barrio que ha conseguido transmitir mejor el tema de la fiesta. Además, se participa en una tómbola popular. Y entre un barrio y otro, lo mejor es pararse en uno de los quioscos para probar las salchichas de la zona y sobre todo, el “vino nuevo”, que quitaba el frío y alegraba la fiesta.

Paseando por el barrio llamado “Dentro” podrás subir hasta la Rocca del pueblo, que tiene una campana en lo alto. Desde allí podrás ver todo el Val d’Orcia y Radicofani a lo lejos.

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Pensando en la Toscana más característica, con sus colinas y sus senderos flanqueados por cipreses. nos dirigimos hacia San Quirico d’Orcia. Parece sacado de una postal.

San Quirico d’Orcia está situado en el corazón del Val d’Orcia y es además una importante etapa de la via Francigena, allí llegaban y todavía siguen llegando peregrinos con destino a Roma, para hacer etapa, y comerse un buen plato de Pici con ragú y pecorino local, la pasta típica de la zona.

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Este bonito pueblo aún conserva su estructura medieval, y está rodeado por una muralla. Entrando al pueblo nos encontramos con la Collegiata, iglesia románica con elementos góticos y barrocos y caracterizada por los leones que tiene en sus tres entradas, todos diferentes.

Al lado de la Piazza della Libertà, entramos en el “Horti Leonini” un hermoso jardín, con una escultura de Cosme III de Médicis en el centro.

Situado sólo a 5 kilómetros de San Quirico, visitamos Bagni Vignoni. En el centro del pueblo nos encontramos con una enorme piscina medieval de agua termal utilizada hasta hace poco por la gente del lugar. Continuamos caminando hasta el final del pueblo y llegamos hasta el Parco Naturale dei Mulini, donde se pueden ver los restos de cuatro molinos medievales excavados en la roca. Al final se llega a unas “piscinas” naturales donde darse un baño relajante.

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Como nos gusta pasear por el bosque a contacto con la naturaleza, quisimos recorrer una de las cuatro rutas que desde Abbadia San Salvatore alcanzan el Monte Amiata. Están muy bien señalizadas, indicando con un color diferente la dificultad y el tiempo aproximado necesario. El punto de partida y de llegada es el estadio municipal de Abbadia o bien el Museo de la Minería. Se atraviesa un frondoso bosque de hayas y castaños, respirando un aire mágico.

Abbadia San Salvatore debe su nombre precisamente a que en él se encuentra la antigua Abadía de San Salvador, activa hasta 1782. La historia de la abadía y como consecuecia del pueblo pasó por altibajos, dependiendo de los enfrentamientos entre dos poderosas familias, la de los Aldobrandeschi y la de los Orsini.

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Y ya que el tema de nuestro viaje era el de “las castañas“, no podíamos dejar de entrar a la Chiesa della Madonna del Castagno, pequeña iglesia con arquitectura del Renacimiento, situada cerca del Museo de la Minería.

En esta zona del Val d’Orcia se encuentra además la zona termal de Bagni di San Filippo con su características piedras calizas y Pienza, “la Ciudad Ideal” ideada por el Papa Pio II, de la que ya os hablamos y enseñamos en este post.