27/12/2010

Tempranito nos preparamos para ir a la estación. Salimos más o menos a las 6.45 del hotel y fuimos a buscar un tuk-tuk, aún estaba oscuro. Al llegar a la estación, tras ver a algunos monjes que recibían la caridad, vimos que estaba saliendo la guagua de las 7.00 (esperan un poco más del horario establecido para intentar llenarlas al máximo). Al principio nos tentó y durante el camino también nos acordamos de esta guagua, pero menos mal que no la cogimos porque vimos que había pinchado una rueda al pasar VangVieng.

El camino era estrechito, a veces justito, justito para una guagua y otro coche. Vimos vegetación por todas partes, colinas, altibajos, cabañas de paja diseminadas por el camino, aunque todas con una parabólica por delante (algo increible), gallos, gallinas, cerdos,…

La guagua hizo una parada para ir al baño y después en el bar acordado para el almuerzo. El guagüero se ve que quería llegar rapidito y no nos dejó mucho tiempo para distraernos, sólo unos 20 minutillos, y venga, todos arriba!

El paisaje ahora era más llano, con algún arrozal, pero las cabañas sencillas continuaban. Pasamos Vang Vieng y sobre las 6 de la tarde llegamos a Vientiane, ya de noche. La guagua deja a 13 km de la ciudad, así que poco a poco los “occidentales” llenamos una furgoneta tuk-tuk para 12 personas que nos llevaría al centro.  Allí, tras preguntar por una habitación en distintos hoteles y alguna  guest house, conseguimos una en un hotel recién estrenado, tanto que no tenía nombre!! y no habían quitado los plásticos del colchón o de la nevera aún. Vientiane está en pleno “Boom” de construcción y los edificios de 4-5 plantas destinados al turismo, crecen por toda la ciudad.

Este era nuestro hotel sin nombre 🙂

nuestro-hotel

 

hotel-vientiane

Hoy estábamos cansaditos, así que compramos algo en el 7 eleven y nos fuimos a descansar.