Bagán es una de las metas imprescindibles de un viaje a Birmania. Allí llegamos provenientes de Mandalay, tras una variopinta travesía.

Nuestro plan para conocer esta inmensa explanada salpicada por templos de diferentes dimensiones fue recorrer su amplia extensión, visitando el mayor número de templos, “en bicicleta”

Ya que excepto dos carreteras asfaltadas, el resto eran caminos de arena, la opción de la bici supuso pedalear con fuerza muchas veces, pero en cambio nos dio mayor libertad y sin duda, ¡lo volveríamos a elegir!

Para alquilarlas, el primer día preguntamos directamente en nuestro hotel. Un chico las alquilaba justo delante, a 2500 Kht. pero para el 2º día fuimos a este local ya que tenían una mejor oferta.

Todos los templos son diferentes, por tamaño y forma. Algunos están más cuidaditos que otros o tienen un guardián que te lo abre (y después intenta venderte alguna de sus pinturas de arena ;)). pero todos se visitan muy bien, y lo mejor es que encontramos poquísima gente…algo que nos sorprendió mucho, gratamente, ¡claro! A todos no se puede subir, nosotros lo hicimos en dos y las vistas son estupendas. Se aprecia toda la explanada y se ven las puntas de las pagodas. ¡Es un sitio arquológico inmenso!

Los templos más grandes tienen un budha situado a cada lado de la base, dirigido hacia cada punto cardinal. Aquí están recubiertos con un manto color bordeaux, al igual que sus monjes.

Había un templo, el Dhammyangyi Pahto, con una historia un poco dramática, ya que el que lo mandó construir, el rey Narathu, no quería que pasase ni una aguja entre los ladrillos y al que no cumpliera sus órdenes le cortaba los brazos!!  El templo transmitía esta negatividad y tal vez por eso está casi negro y poco cuidado. Sin embargo, uno que está muy cerca, el Sulamani Pahto, es precioso. se continúa por el mismo camino y se llega. Decorado con pinturas al fresco muy bien conservadas, representando elefantes, budhas recostados, demonios… Este templo, como muchos otros, por desgracia, aún tiene las huellas del terremoto que se produjo en la zona en 1975. Recibieron fondos de la Unesco para su reconstrucción, pero no en todos se nota. Hace poco, en el 2019, han recibido finalmente el reconocimiento de Patrimonio mundial de la Unesco.

Como en cada lugar que visitamos, intentamos conseguir una versión del Petit Price en la lengua autóctona. En Bagán lo preguntamos en varios lugares pero entendían el “pequeño budha” y libros similares, así que no tuvimos suerte.

Tras estar todo el día de aquí para allá, llegábamos rendiditos al hotel, pero como es un lugar increible y estábamos emocionados de lo que habíamos visto, se nos pasaba el cansancio enseguida.

Para comer hay muchos locales. Como por la noche no hay iluminación y es “peligroso” ir por la carretera, hay que tener cuidado. Cerca del hotel teníamos un restaurante en el que comimos noodles con pollo y verduras por 2000 Kht y un steak de pollo con papas, por 3500 kht. El segundo día, siguiendo el consejo de la Lonely Planet, fuimos al bar de una francesa, Black Bamboo, pero a parte de que todo costaba el doble, parecía estar en Europa, así que salimos y volvimos al de la noche anterior. Y el último día, tras dejar las bicis, probamos un restaurante que está a la derecha, al inicio de la calle. El pollo no estaba tan bueno, pero los noodles si y eran más baratos.

Por las mañanas, de 5.00 a 5.30, cantan los monjes del templo más cercano al pueblo. No es muy molesto, además uno está tan cansado, que el segundo día ni los oí!!

Nuestro hotel nos pareció limpito y tranquilo dentro de un orden, nuestra habitación era la 305 más alejada de la carretera. El buffet del desayuno era muy abundante (fruta,tortillas, arroz con garbanzos, tostadas…) y era de 6.30 a 9.00. El servicio era un poco lento y distraído y las bicicletas bastante pachuchas.

Bueno, al día siguiente teníamos que llegar a kalaw, así que fuimos a buscar el billete a la estación. Costó 20000 kt por dos billetes. Es una guagua “moderna” con musica, vídeo, aire acondicionado, agua, bolsa de plástico y toallita refrescante. Sale a las 7.30 de la mañana y llega a las 14.00. El pick-up en el hotel está incluido.