¿Sabes cuál era el reino más pequeño del mundo? ¿Conoces su historia?

Se trata del reino de los Bertoleoni, que reinaban el la pequeña isla de Tavolara.

Tavolara está situada frente al Porto San Paolo, a unos 18 km al sur de Olbia, en Cerdeña.

Viéndola desde lejos recuerda un poco a “la boa del Principito mientras se come al elefante”. Tiene una parte más rocosa y alta, que supera los 550m en el monte Cannone y una zona más arenoso y llana que llaman el “Spalmatore di Terra”.

chapuzón-en-cerdeña

La isla esconde una “historia de reyes”.

A finales de 1700 Giuseppe Bertoleoni de origen genovés decidió embarcarse con su familia en un pequeño barco, a la búsqueda de una isla para poblar. Pasaron primero por Córcega y después llegaron al archipiélago de la Maddalena. En una de sus islas dejó a su  mujer y él continuó hacia el sur, llegando en 1806 a la isla de Tavolara, que estaba despoblada, y donde decidió construir una casa y dedicarse a cuidar unas cabras salvajes, que tenían los “dientes de oro”.

Como eran los únicos habitantes de la isla, años más tarde, Paolo, hijo de Giuseppe, solicitó a la casa real de Savoia el reconocimiento de propiedad y la soberanía de la isla.

Así, en 1836 el rey de Cerdeña, Carlo Alberto de Savoia, de paso por la zona, con la intención de ir de caza, ya que le habían llegado noticias de estas cabras tan especiales, decide desembarcar en Tavolara. Al presentarse, dijo “Soy el rey de Cerdeña” y Paolo Bertoleoni, el hijo de Giuseppe, tal vez bromeando, dijo “pues yo soy el rey de Tavolara”. El rey Carlo Alberto, quedó sorprendido del desparpajo del joven y permaneció algunos días en la isla, húesped de la familia real de Tavolara. Posteriormente se intercambiarían regalos, a cambio de algunas cabras de los “dientes de oro”.

Tras este encuentro, aún no teniendo ningún documento que lo justificase, la familia Bertoleoni se proclamó familia soberana de la isla. El rey Giuseppe, que vivía hasta entonces con su cuñada, mandó ir a buscar  a su familia que permanecía en una de las islas de la Maddalena. Esto le ocasionó problemas con el gobierno de Italia y acusaciones de bigamia. Para evitar la expropiación, decide presentarse personalmente ante el rey y consigue que le den un pergamino que lo reconocía como dueño absoluto de la isla y rey de Tavolara.

En 1845 el rey Giuseppe dejó el reino a su hijo y en 1849 murió.

El pergamino, que reconocía la existencia del reino, se perdió, pero el rey Paolo luchó y obtuvo el reconocimiento de su reinado por parte de Italia. Incluso durante su reinado, el gobierno italiano pagó por una parcela en la isla donde construyeron un faro, que comenzaría a funcionar en 1868.

En 1886, el rey Paolo murió y el pueblo de Tavolara proclamó la República y estableció el sufragio universal. Aunque en 1895 restauraron de nuevo la monarquía y Carlos I de Tavolara, subió al trono. Reinó hasta, según se cree, el 6 de noviembre de 1927. Sus sucesores tuvieron cortos reinados. En 1962, fue aprobada la instalación de la base de la OTAN y el final definitivo de la soberanía de Tavolara.

Visitando la isla, se puede ver el cementerio donde descansan los restos del primer rey de Tavolara y dos de sus descendientes, además de un conocido profesor de la zona, Girolamo Sotgiu, que veraneaba en la isla.    

Actualmente, Tonino Bertoleoni, último de los descendientes, que gestiona un restaurante en la playa de Spalmatore, que justamente se llama “Ristorante Re di Tavolara” (Rey de Tavolara), defiende la historia de su familia.

Tonino conserva una copia de la foto de la familia real de Tavolara, exactamente la del rey Carlo I, que según dicen, pertenece a una colección que se conserva en el palacio de Buckingam Palace, perteneciente a la reina Victoria de Inglaterra que quiso retratar a todas las familias reinantes del mundo.

familia real de Tavolara

Dicen que la misma reina supo de la existencia de esta isla y de su pequeño reino, y que fue ella quien envió a sus fotógrafos en la nave Vulcan, para que retrataran a los componentes de la familia Bertoleoni.

Actualmente es posible recorrer durante un día sus 6 km de largo y su casi 1 km de ancho, yendo en uno de los barcos que salen, cada hora (en temporada turística) desde Porto San Paolo (de 9h30 a 13h00 y regreso de 15h30 a 18h30). Los billetes se pueden sacar en los Kioscos del Puerto.

En Olbia también proponen excursiones privadas, por ejemplo esta compañía