Hoy descubriremos la parte sudeste de Kuta Lombok, yendo con la moto hacia Mawva y Selong Belanak.

Son unos 15 km, recorriendo un camino de fantasía, a través de una carretera en su mayor parte desterrada, pero que permite observar la vida “real” de los lugareños. Se atraviesan distintos poblados, se atraviesan zonas de arrozales de un verde luminosos que nos hablan de la fertilidad de la tierra, búfalas que chapotean en el barro, casas de madera y paja, mujeres sentadas en sus puertas mientras observan los juegos de los niños, otra madre que con paciencia y un pequeño peine controla el pelo a su hija, señores que trabajan la piedra, rompiendo enormes piezas arcillosas. Todo compone una sinfonía que nos parece irreal, mezclada con miradas curiosas y sonrisas cómplices.

Llegamos a la playa de Selong Belanak, una larga bahía de arena clara, rodeada de verdes colinas. Era domingo y rebosaba de jóvenes “sasak“, pertenecientes al grupo étnico más presente en la isla, en su  mayoría de cultura musulmana, mezclada con ritos y costumbres hinduistas y budistas. La sorpresa nos la llevaríamos cuando regresamos al día siguiente y no había nadie, estaba vacía!

La gente nos miraba con curiosidad. Incluso un grupo de muchachos curiosos se sentó junto a nosotros para compartir la sombra y entablar tímidas conversaciones. Owen se lanza y nos pregunta de dónde somos, en un inglés escolar “entendible”. Le siguen Malika, Agus y Dadi que nos preguntan a qué nos dedicamos, si estamos casados y qué es lo que nos gusta de la isla. Nos cuentan un poquito sobre sus deseos y esperanzas futuras,como por ejemplo conseguir visitar París, ver la nieve o asistir a un partido del Barcelona!  Además de darnos útiles consejos sobre lugares que visitar. Una nueva generación despierta, acostumbrada a las nuevas tecnologías que mientras hablamos nos sacan fotos con sus móviles.

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Grupos de chiquillos jugaban al fútbol y otros no resitía a la llamada del agua y se bañaba eso sí, rigurosamente vestidos.

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La playa se alarga y se ve que continúa con otras dos hacia la derecha.

En otra zona de la playa, estaban las barcas de los pescadores que llegaban a la orilla cargados con cestas de pequeños atunes, mientras en una cabaña las mujeres cocinaban en la arena en unos calderones negros. Saboreamos dos que nos supieron riquísimo! Nos los comimos a la brasa al estilo lombokiano, con las manos, estupendo!

Después preguntamos a Augus y a Dadi, dos chicos de la zona, cuál era la forma más fácil de llegar a Kuta, ya que no nos apetecía volver por el camino “movidito” de la ida. Nos dijeron que subieramos por la carretera que iba hacia la izquierda y de verdad que era muy buena, pero creemos que nos equivocamos de desvío porque aparecimos en el aeropuerto y está lejillos.

Al llegar a Kuta, pudimos ir por el Ashtari a tomarnos un rico batido y despés darnos un chapuzón en la piscina del hotel. A cenar fuimos cerquita del hotel y enseguida nos fuimos a roncar!

El lunes decidimos volver a la playa y la verdad que el camino fue más entretenido porque nos paramos varias veces e intentamos comunicar con la gente. Una señora muy simpática, de cunclillas delante de su casa, batía el arroz. Qué paciencia y equilibrio.

En la casa de enfrente había otra señora y su hija mayor, que nos llamaban y pudimos chapurrear las 4 palabras que conocemos 😉

arroz

En el camino de vuelta, encontramos también a una abuela y a una chica que también sacudían el arroz, y al pararnos nos decían “ven, ven, inténtalo tú”….pero lo único que conseguí fue sacarles una sonrisa y distraerles por un momento de sus tareas diarias. Después se acercaron otros vecinos y pasamos un rato divertido. Con gestos amables nos despidieron y continuamos nuestro camino.

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Esta vez, cuando llegamos a la playa, no había nadie, increible! Sólo unos chicos del chiringuito que controlaban el parking y piden una propinilla.

Disfrutamos de un buen baño! Pusimos las cosas debajo de un “árbol de piñas” y nos fuimos al agua. El agua no estaba muy fría, pero más que en las Gili y más movidita, oncluso de vez en cuando alguna ola. Estaríamos allí hasta las 3/3,30. Después regresamos por el mismo camino y el que más disfrutó fue Daniele saltando los baches con la moto!

Al regresar a Kuta, fuimos derechitos al Ashtari, pero lo encontramos cerrado por descanso del personal…así que nos quedamos con las ganas del batido 🙁

Después de ducharnos, nos acercamos a Internet y a cenar 2 mie-goreng muy ricos…y a dormir!

 

* El domingo también nos habíamos acercado a la oficina de Perama, para preguntar cómo podíamos llegar a Ubud. Queríamos marcharnos el 30/04, pero al final, menos mal que habíamos decidido quedarnos otro día! A los de Perama había que llamarlos a la oficina de Sengiggi o de Mataram para que viniesen a recogernos a las 6.30. Lo que pasa es que el único teléfono disponible era el del bar de al lado de nuestro hotel y nos dijeron que estaba roto!!! La chica tampoco tenía crédito en el móvil y no sabía dónde había otro teléfono. Así que tras un ratito nos ofreció un plan B, viajar con su agencia por 400.000 RP hasta Ubud. Salía 90000 Rp más barato que con Perama y el guagüero vendría a buscarnos a las 9.30. Como no queríamos volvernos locos le dijimos que sí. Así que a las 9.30 nos llevarían al puerto y de allí cogeríamos un slow-boat hasta Pandangbai y después un taxista- guagüero nos llevaría a Ubud.