Nos vamos a Lombok! 

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Hoy ha tocado madrugar porque a las 7:45 teníamos que estar en la oficina Perama del Puerto (el chico nos hizo un descuento por ser viajeros asiduos, enseñándoles un viejo billete (Perama)

Nos dio tiempo de desayunar. Hoy Daniele pidió un dulce de huevo, plátano y miel en forma de crêpe, acompañado como siempre de un platito con fruta: papaya, piña y sandía, además del té o café y el batido de plátano. Yo me pedí la tortilla con tostadas. Era la energía necesaria para empezar el día! que rico los desayunos del Hotel Martas.
Nos despedimos de los chicos del hotel y fuimos hacia el puerto.

Hoy viajamos a Lombok, y más precisamente a la playa de Kuta-Lombok . El primer paso es un trayecto en barco, estilo al de ayer, de madera y para unas 20 personas. Teníamos un piloto “guay” con melena y pañuelo pirata en la cabeza! Salimos rumbo al harbor de Lombok, Bangsal.

Cuando uno llega viene asaltado por una nube de taxistas, de carritos de caballos, que piden el billete del bus y te dicen “sí, sí, sígueme” pero sólo te acompañan al aparcamiento de las guaguas , que está a menos de 1km saliendo del puerto hacia la izquierda y continuando todo recto.  Leimos que ellos tienen que pagar una tasa para entrar en la cuidad y que la cobran, claro.

Nosotros llegamos en un momentito, no se tarda nada, y allí los chicos van diciendo “perama…the big bus” . The big bus era en realidad una guagüita de 4-5 filas con 2 asientos a ambos lados. Esperamos un ratito, tal vez tenía que llegar más gente, de momento sólo estaba una señora australiana. Mientras tanto, un chico se nos acercó a vendernos pulseritas. También estaba preparado sobre el fútbol…el barça, el madrid…qué poder tiene el fútbol! Después nos pidió un euro para su colección de monedas y se fue tan contento.

Al ratito el conductor nos dijo, “nos vamos”, porque no llegaba nadie más y empezamos el viaje hacia Mataram. Ya nada más empezar nos gustó: verde por todos lados, palmeras enormes, calitas que aparecían en cada curva, los pueblitos, las mezquitas, los arrozales…estábamos contentísimos! Por la carretera vimos carteles que decían: “HATI- HATI” (Cuidado!) porque habían obreros trabajando, aunque estaba bastante nueva y se viajaba bien. Nos estamos acostumbrando a la forma de conducir de las islas y a los continuos “piiii” de las pitas.

El chófer hizo una pausa baño en Sengigi. Eran las 10 de la mañana. Había una pequeña oficina Perama con una señora muy amable que controló los billetes y que le había guardado una bolsa de viaje a la señora australiana. Nos ofreció té y nos dijo que teníamos que cambiar de guagua en Mataram. A las 10:20 continuamos nuestro viaje. Seguimos admirando cada detalle: los niños que salían del cole con el uniforme, algunos eran de color blanco y los niños llevaban un gorrito y las niñas un pañuelo. Otros niños iban de verde…había mucho movimiento.

Daniele se fijó en unas cabañas de paja  que había a la salida de cada aglomerado de casitas, tal vez refugio durante las lluvias, lugar donde conservar el arroz…no lo supimos.

Sobre las 11:30 – 12:00 llegamos a Mataram, ¡¡¡qué tráfico!!!. Un chiquito joven nos dijo al llegar, vengan, vengam esta es vuestra guagua. Nos despedimos de la señora australiana que se marchaba a Kuta Bali, y fuimos a nuestro furgón, esta vez sólo para nosotros y nuestras mochilas. El chico, muy simpático, se presentó en inglés, y comenzamos el viaje. Nos contó que cuando termina de trabajar le gusta estudiar inglés, así que tenía ganas d ehablar y de practicar. Decía que trabajaba siempre, de 6 a 17, después comía y por la noche estudiaba. Sin vacaciones ni días libres. Sabía de fútbol y nosotros le habábamos del tráfico romano y de los políticos y él se reía y decía “nooooo”. Hablamos de la gente loca, los “sasak”, de su idima, sus comidas…estaba contento cuando le dijimos las 4 palabras que conocíamos (venían en la guía!) se reía.

Pasamos cerca del nuevo aeropuerto internacional (tenía 1 año) que está a unos 30 minutos de Kuta. Esta zona seguro que en unos años cambiará mucho, ya están invirtiendo, pero de momento esperamos disfrutarla e imaginarnos como era Bali antes del boom turístico.

Le dijimos al chico que íbamos al Surfer Inn Hotel porque habíamos leído en la guía que era tranquilo, pero que no teníamos habitación. Nos acompañó y espero hasta que la viésemos y confirmásemos. La verdad es que fue muy amable.

Ya estábamos en Kuta Lombok!! era más o menos la 1.30 del mediodía. Decidimos parar en este hotel porque el recepcionista nos la enseñó y nos parecieron tranquilas y suficientes, con aire acondicionado y agua caliente, por 320000Rp con el desayuno incluido. El hotel está un poco destartalado y el personal es muy pachorrón, pero el jardín es bonito , con una piscina y alrededor unas 20 casitas.

Como no queríamos descansar, ni bañarnos, decidimos ponernos el bañador y salir directamente rumbo a la playa de enfrente del hotel…peroooo…. que es difícil caminar por la arena porque en relaidad son minibolitas en las que te hundes, y que si te mueves a pie por Kuta, te asalta un grupo de niños que te venden pulseritas y con los que hay que ser fuertes para decirles “No, thanks”. Había una niña que era una vendedora nata, hablaba incluso en español!

Tras decirles “Maybe tomorrow” caminamos otro poquito por la arena, pero entre el calor y que era difícil, tuvimos que dejarlo. Por la carretera llegamos a uno de los bares que habán. tenían unas hamacas y nos tomamos algo. Anunciaban cine a las 19:30. Vista la situación regresamos a darnos un chapuzón al hotel, descansamos y nos pusimos a estudiar el plan para mañana.

Por la noche optamos por un bar restaurante que se llamaba Lenbarg y que no estaba lejos del hotel. Pedimos un MIe Soreng y Chiken Saté (pollito frito con arroz y verduras) y nos volvimos a la habitación.