Paseando por Roma llama la atención la cantidad de fuentes que tiene. El agua es un elemento presente por toda la ciudad, es más, puede presumir de ser la única ciudad del mundo donde el agua potable es gratis y accesible a todos, aunque no por ello se libre de las críticas de los que piensan que sea un gasto innecesario, frente a otros que defienden su utilidad.

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Las fuentes más numerosas son las llamadas “nasoni” (por su forma de nariz) ya que hay más de 2500 repartidas por todos los barrios de Roma. Acea, que es la  compañía de agua romana ha difundido un “mapa del tesoro” situando todos los nasoni.

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Estas fuentes que datan ya del 1872 suelen ser de hierro fundido, pero hay algunos ejemplares de travertino. Miden poco menos de metro y medio. Algunas conservan caños curiosos en forma de dragón o de loba.

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Si quieres beber más cómodamente, prueba a tapar la salida del agua, y verás como sale por otro agujerillo que lanza el chorro hacia arriba. No te mojes!

Estatuas parlantes

¿Sabías que en español se dice “pasquín” al “escrito anónimo que se fija en sitio público, con expresiones satíricas contra el Gobierno o contra una persona particular o corporación determinada”, como explica la RAE? ¿Y sabes de dónde viene este nombre?

Proviene del famoso “Pasquino”, que es una escultura que allá por el 1500 venía utilizada por los vecinos para colocar en su base o en el cuello, sátiras contra personajes públicos o incluso contra el Papa. Colocar los carteles venía penalizado con la muerte, confiscación o vergüenza, pero, a pesar de ello, no dejaron de aparecer.

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“Pasquino”, junto al “Facchino”, al “Babuino”, “Madama Lucrezia”, “Marforio” y al “Abate Luigi”, formaron el conocido como “congreso de los conversadores”.

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Se hicieron tan populares que estas estatuas parlantes llegaron a entablar conversaciones entre ellas. de barrio a barrio.

Actualmente las estatuas no se usan tanto, como tablón para fijar las críticas, pero de vez en cuando y vista la situación política, aun aparecen carteles en sus bases.

Fuentes itinerantes

Debido a los frequentes cambios de la ciudad, de sus calles y edificios, muchas fuentes se vieron a obligadas a abandonar sus lugares de origen, para que las situasen en otros, por eso se les conoce como “fuentes itinerantes”.

Muchas fuentes se salvaron de la destrucción por causa de los caprichos urbanísticos, pero otras quedaron abandonadas o deterioradas, hasta que alguien decidiera recuperarlas.

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