Conocer Tilcara y sus alrededores fue todo un acierto, que, lo confesamos, no teníamos previsto al inicio de nuestro viaje por Argentina, pero nos dejamos guiar por amigos y por otros viajeros que encontramos por el camino.

salinasgrandesalfondo-nubesviajeras

Llegamos a Tilcara, provenientes de Salta. Tilcara es una pequeña ciudad de la provincia de Jujuy con menos de 5000 habitantes, situada al noroeste de Argentina. El autobús tardó 3 horas largas y nos dejó en el centro de Tilcara. Las casas en el pueblo son bajas y todo está rodeado por altas montañas y paisajes áridos, característicos de la Quebrada de Humahuaca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en el centro de la cual se encuentra Tilcara.

Nuestra primera visita en Tilcara, fácilmente realizable a pie, fue ir al Pucará de Tilcara. Una fortaleza construida por los tilcara, pueblo prehispánico. Hay que subir por un camino de tierra situado frente al Hotel del Turismo. En total se tarda una media hora. Primero se sube por esta calle unos 10 minutos hasta llegar a un puente de madera no muy alto. Al otro lado del puente, se sigue por otro camino hacia la montaña. Y a los pocos minutos ya se ven los restos arqueológicos.

alrededoresdetilcara-nubesviajeras

caminoalpucaratilcara-nubesviajeras

En la entrada del parque hay algunos chiringuitos de artesanía. La entrada incluye el jardín botánico con numerosos cactus y el museo arqueológico de la ciudad. A pesar de que las ruinas están en su mayoría reconstruidas, se aprende mucho sobre las antiguas poblaciones y sus formas de vida, ya que se ve como se organizaban en barrios con sus corrales, además se ve una necrópolis. Son impresionantes los cardones que hay en el jardín botánico, algunos de más de 4 metros, increible si pensamos que tardan más de 100 años para crecer 1m, como aprenderíamos. Este Pulcará de Tilcara fue declarado Monumento Nacional en el 2000.

pucaradetilcara-nubesviajeras

Volviendo al pueblo decidimos ir a la estación de los omnibús desde donde salen hacia el pueblo de Humahuaca, del que recibe nombre la Quebrada. Se tarda menos de 1 hora, unos 40 minutos. Llegando a Humahuaca encuentras un cartel que dice “Está entrando en el trópico de Capricornio” y la verdad que hace ilusión. Subimos al Monumento a los héroes de la Independencia, pero no nos gustó demasiado. Lo mejor son las bonitas vistas del pueblo, de su plaza y de su iglesia.

callesdehumahuaca-nubesviajeras

Recorrimos las estrechas calles empedradas del pueblo, con casas de adobe, muchas de ellas convertidas en tiendas de artesanía, el Instituto de formación de maestros de Bolivia (hay que recordar que Humahuarca se encuentra en la frontera entre Argentina y Bolivia).

zonapeatonal-nubesviajeras

Después de comer volvimos a Tilcara. En el camino de vuelta la policía paró el autobús, controlando a todos los pasajeros y revisando los bolsos. Todo quedó en una anécdota del viaje.

Al día siguiente fuimos a recorrer Purmamarca, una aldea de origen prehispánico y que se encuentra a más de 2100 m de altura. Queríamos subir hasta el salar de Salinas Grandes. Purmamarca está a los pies del fotogénico Cerro de los Siete Colores y que es fácilmente alcanzable desde el pueblo.

En la plaza del pueblo iniciaba un festival, había una feria de artesanía y muchísima gente, tanto local como turistas. Muchas mujeres estaban  vestidas con trajes típicos y tocaban instrumentos musicales.

esperandoelbus-nubesviajeras

El recorrido desde Tilcara fue entretenido porque a pesar de que el bus iba llenísimo, paró por varios pueblos, entre ellos Maimara, declarado Patrimonio de la Humanidad. Al llegar a Purmamarca te proponen enseguida excursiones a las Salinas en jeep, furgoneta, remis, micro…, así que tómate tu tiempo para elegir.

Nosotros entramos en un bar que también organizaba excursiones y la suerte fue que pudimos salir a las 11.00, sin necesidad de esperar hasta la tarde. El chófer iba despacio porque no quería que sufriésemos el mal de altura. Nos iba contando leyendas populares, nos señalaba pequeños poblados que se veían en las laderas. Según íbamos subiendo iban desapareciendo los cardones.  Esta zigzagueante carretera recibe el nombre de “cuesta de Lipán” en la Ruta Nacional 52.

carretera-a-purmamarca-nubesviajeras

Estábamos a 4170 m. de altura, en los “Altos del Morado” y de repente, cuando empezamos a bajar, se vio al fondo el salar. Parecía un glaciar, de un blanco intenso, encerrado entre los laterales de la montaña, ¡qué emoción! Con sus 212km de extensión es tan grande como la Ciudad de Buenos Aires, ¡impresionante!.

increiblesalinasgrandes-nubesviajeras

El día estaba precioso, qué contrastes entre el cielo azul, la montaña de colores, el salar blanco y las nubes. Había que cubrirse bien, era como si estuviésemos encima de un espejo gigante. En una de las zonas habían unos charquitos utilizados para cristalizar la sal y se podían meter los pies, qué agua fresquita.

charquitosdesal-nubesviajeras

Dicen que la sal se regenera sóla, cada vez que llueve y que es una de las más puras que existen. Lástima que pudimos estar sólo algo más de 30 minutos. El chófer quería regresar porque a las 15.00 salía la otra excursión.

Después de comer algo fuimos a recorrer el Cerro de los 7 colores, y es divertido fijarse en los distintos colores: verde, rojo, marrón…Se tarda más o menos 1 hora.

cerrodelossietecolores-purmamarca-nubesviajeras

cerrodelossietecolores-nubesviajeras

Al volver, visitamos también la pequeña iglesia en la plaza y ya nos fuimos de nuevo hacia la parada del bus. Como no habían taquillas sino que una muchacha era la que vendía los billetes, se había montado un buen revuelo.

unbilleteporfavor-nubesviajeras

Dejamos pasar un autobús porque iba repleto, pero al segundo conseguimos subir casi, casi a empujones.

subiendoalbus-nubesviajeras

Al día siguiente, dejaríamos Tilcara y regresaríamos nuevamente a Salta.