Rumbo a Ubud- ciao Lombok!

01/05/2012

Esperamos un ratito a qué llegara el chico que nos venía a buscar para llevarnos al puerto de Lembar, pero llegó, llegó. Llegamos al puerto más o menos a las 11h pero hasta pasadas las 11.30 no nos dejaron subir al barco, aunque antes de las 13h no zarpamos.

rumboubud

El tiempo de espera estuvo amenizado por un sinfín de vendedores “minimarket” ambulantes que vendían de todo: huevos, cacahuetes, arroz, sopas de bote, bufandas, alfombras, licores… que se paseaban sin parar. Incluso ya cuando sonó la sirena, pasaron dos chicos cantando con una guitarra.

barco

El viaje se hizo laaaargo, porque tardamos casi 5 horas en llegar. La culpa creemos que también fue porque tuvimos que esperar a que salieran otros 2 barcos del puerto para poder atracar.

Bali nos recibió con lluvia, pero usamos los chubasqueros para cubrir las mochilas. La maniobra de descarga no fue muy rápida y los camiones con los motores encendidos no ayudaban. Después, nada más bajar, unos señores decían “¿Kuta?”, “¿Ubud?”, y nos hicieron poner a un lado. Era la fila para los taxis. Los que iban a Kuta Bali, se llenaron enseguida pero el de Ubud, como éramos sólo 4, tardó más, seguramente porque no compensaba tanto. Esperamos una buena media hora, y por fin llegó un chico que nos llevaría. Nuestros compañeros de viaje fueron un alemán, un poco serio y enfadado con todos, y un holandés más tranquilo que se puso de copiloto y le iba preguntando cosas al conductor. Aquí creemos que falló un poc la organización de Perama, funcionó mejor en Lombok.

El viaje hacia Ubud lo hicimos a través de carreteras de 2 y 3 carriles en ambos sentidos, o carreteras comarcales que atravesaban algunos pueblos. En uno nos encontramos con una fiesta, donde cantaban y salían en procesión, llevando frutas y con la gente vestida con los trajes típicos: las chicas con falda y camisa de color y los chicos de blanco, con un pañuelo en la cabeza, medio de pirata, con el pico hacia arriba.

caminoubud

Por el camino se nos hizo de noche, pero al menos paró de llover.

La llegada a Ubud no fue como esperábamos. Se pasa por una calle llena de boutiques y de tiendas, y de repente se llega a un cruce lleno de gente y de taxis. Tuvimos que negociar para que el taxista nos acompañase más cerca del hotel, porque cada uno lo teníamos a un lado. tal vez porque éramos dos, decició acompañarnos a nosotros. Nuestro hotel no tenía que estar muy lejos, según el mapa, pero tuvimos que dar un par de vueltas hasta encontrar la calle. El taxista nos pedía perdón, pero decía que era de otro pueblo del norte y que por eso no conocía la ciudad. Aprovechó y nos dejó su tarjeta por si quisiéramos hacer alguna excursión por su pueblo, por el volcán y por las plantaciones de especias. Al final lo haríamos por libre.

La callecita que daba a hotel, era la entrada al mercado, y de noche y sin luz impresionaba un poquito. Nada más llegar el chico nos dijo que no tenía habitaciones al precio ofrecido, y al decirle “no, vaya, nos vamos”, apareció otro chico y nos ofreció una. Seguramente es una táctica, y hay que insistir. La verdad que la habitación era muy fea, en un edificio en construcción, pero al ser de noche y al estar tan cansados la aceptamos y al día siguiente insitimos para que nos la cambiaran, porque la verdad que el resto del hotel era muy bonito, pequeños edificios de 2 o 3 pisos con apartamentos independientes en cada uno y con arquitectura local, parecía como si estuviésemos en una peli de Indiana Jones!!

Nos olvidamos de la cucaracha que vimos en la habitación 🙁 y nos fuimos a cenar. Al volver caimos rendidos.