El Colorado Provenzal, en el corazón del Luberon, es un entorno natural sorprendente. Lo descubrimos en unas de las etapas de nuestra Ruta de la Lavanda, en el sur de Francia.

El Colorado Provenzal se sitúa a pocos km del pueblo de Rustrel. Tiene este nombre porque recuerda al Gran Cañón del Colorado americano. Es un lugar sorprendente, rodeado por los montes de Vaucluse y la colina de Caseneuve, con toda la naturaleza de la región de Provenza- Alpes – Costa Azul.

Los paisajes del Colorado Provenzal son asombrosos. La erosión natural ha hecho su trabajo, dejando al descubierto las tonalidades de las piedras: naranjas, amarillos, rojos… Pero también se nota la mano del hombre quien ha explotado las minas de ocre hasta finales del SXX. Luego entraron en el mercado colorantes químicos y se dejó de extraer el ocre.

Cuando llegamos en coche a media tarde, lo pudimos dejar en el aparcamiento del parque. Después recorrimos unos pocos metros hasta llegar al inicio de la “Grande Randonée 6”, la ruta principal del Colorado. En este inmenso paraje natural, hay varios senderos bien señalizados: como el recorrido del Sáhara (un sendero circular de unos 2 km), o el recorrido de los Bélvèderes (también circular pero de unos 4 km y mayor desnivel).

Nosotros realizamos el primero, el más corto, el circuito del Sáhara, vista nuestra hora de llegada. Es un camino fácil con paisajes increíbles. El paseo empieza entre árboles y de repente, tras una subida, se llega a una especie de mirador. Desde lo altose pueden admirar las formaciones rocosas y sus vivos colores.

Las formas y colores de las rocas son increibles. Un territorio de acantilados y barrancos, picos, cuevas … También aparecen por el camino rastros de la explotación de las minas, como cabañas abandonadas.

El Colorado Provenzal es de propiedad privada y el acceso está regulado por una asociación. Como se lee en esta página web, de enero a febrero no se puede ir ya que aprovechan para realizar los trabajos de mantenimiento necesarios. El resto del año está abierto. Controla los horarios y las tarifas. Al pagar la entrada te dan un mapa con los diferentes senderos, se puede ir al baño y hay un pequeño bar.